El otro día me etiquetaron en una publicación de Facebook con un vídeo:
La pregunta era clara: "¿Qué es ese bicho tan chungo?". Y, precisamente por este "bicho" hago hoy esta entrada.
Los amblipigios, o amblipígidos, constituyen uno de los órdenes de los arácnidos (como son también las arañas o los escorpiones). Este orden está compuesto por unas 155 especies que se distribuyen por las zonas tropicales y subtropicales de América, Asia y África, aunque existen dos especies en Grecia. Pese a su para nada atractivo aspecto, no son una amenaza para los seres humanos ya que no poseen ningún tipo de veneno. Por lo que no debéis preocuparos en exceso si veis uno de estos animales. Sin embargo, puede causaros alguna picadura con sus pedipalpos si llegáis a molestarlos.
Su nombre significa, literalmente, trasero romo, y hace referencia a la falta del flagelo que sí se ve en uno de sus familiares cercanos: los uropígidos.
Pueden alcanzar los sesenta centímetros de longitud, y su característica más llamativa son sin duda su primer par de patas: con múltiples segmentos (dándole la apariencia de un látigo), siempre dirigidas hacia delante y los lados, notablemente alargadas con respecto a los otros tres pares de patas (hasta 30 centímetros) y que actúan a modo de sensores táctiles y químicos. Dado el escaso sentido de la visión de estos animales, sus pedipalpos se han especializado para actuar como sensores táctiles y están modificados para poder agarrar y retener a sus presas (generalmente ortópteros, cucarachas, termitas...).
Como una última anécdota: uno de estos arácnidos hace una pequeña aparición en la película Harry Potter y el Cáliz de Fuego, cuando Moody enseña a sus alumnos los efectos de las maldiciones prohibidas.
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