lunes, 8 de enero de 2018

Lechuzas y búhos. Parecidos pero no iguales.


Comenzamos el año con la elección de la lechuza (Tyto alba) como ave del año 2018 por parte de SEO/BirdLife y después del proceso de votación popular en el que participaron más de 3.500 personas. Con esta elección se pretende evidenciar el mal momento por el que está pasando esta especie, cuya población ha decrecido un 13% desde el año 2005, y que en algunas localidades este porcentaje aumenta hasta el 50%, propiciado sobre todo por la transformación del mundo rural, el abandono de los campo y el uso de pesticidas y rodenticidas que acaba con sus potenciales presas.

Pese a todo, el misticismo y el misterio que rodea a las lechuzas va mucho más allá. Y es muy común que cualquier persona confunda un búho con una lechuza, y viceversa.

El primer ladrillo para conservar a una especie es conocerla y, por eso, la primera entrada del año de La Huella Curiosa estará dedicada a este elegante y misterioso animal.




Búhos y lechuzas comparten muchas cosas en común, pero no son lo mismo. Ambos pertenecen al orden Strigiformes, que designa el orden de las rapaces nocturnas y este orden se divide a su vez en dos familias:


  • La familia Strigidae, que incluye a búhos, mochuelos, autillos, cárabos, etc; y que está compuesto por unas 200 especies diferentes.
  • La familia Tytonidae, que incluye a las lechuzas y está compuesta por 16 especies.


Relación taxonómica del orden de las rapaces nocturnas (Imagen propia).

Dado que son rapaces nocturnas, búhos y lechuzas viven y cazan de noche, y utilizan para ello su excelente sentido de la vista y del oído: sus ojos son casi el doble de sensibles a la luz que los nuestros y el disco facial actúa como una antena parabólica, amplificando los sonidos y dirigiéndolos a sus oídos. Además, la estructura especial de sus plumas les permite volar en absoluto silencio, como podréis comprobar en el siguiente vídeo que compara el vuelo de una paloma, un halcón peregrino y una lechuza:




Otra similitud es que ambos pueden girar la cabeza hasta 270º gracias a las múltiples vértebras de su cuello (14 vértebras, frente a las 7 del ser humano). Dado que no tienen movilidad de los ojos, y estos están situados hacia delante en su rostro, esta es su forma de poder ampliar su rango de visión y ver a los lados.




A la hora de diferenciarlos, la principal característica es que los búhos suelen tener penachos de plumas que simulan orejas (más o menos pequeñas según la especie) y los iris dorados o anaranjados. Las lechuzas carecen de dichos penachos de plumas, tienen la cara aplanada y más puntiaguda, los ojos oscuros y además suelen ser más pequeñas en envergadura y dimensiones.

Ejemplar de búho real (Bubo bubo) (izq) con las "orejas" señaladas
y de lechuza (Tyto alba) (derecha). Imágenes de https://commons.wikimedia.org
y de Reptile Park, respectivamente.


Harry Potter y Hedwig, el búho nival
que no era lechuza. Imagen de Pottermore.
Gran parte de la fama, y también de la confusión entre estos animales, se debe a la saga de Harry Potter de J. K. Rowling. Hedwig, la mascota de Harry Potter es descrita en los libros continuamente en su traducción al castellano como lechuza, aunque en realidad se trata de un búho nival (Bubo scandiacus), tal y como se muestra en las películas y en la versión original de los libros:

"Harry now carried a large cage that held a beautiful snowy owl, fast asleep with her head under her wing." —Harry Potter and the Philosopher's Stone.




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Fuentes
SEO/BirdLife

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