Ya se conoce la fama de los cuervos con respecto a la muerte. Como ave principalmente carroñera, a lo largo de la historia y en las leyendas más populares ha sido comúnmente asociado como mediador entre la vida y la muerte y ligado también a las almas perdidas.
Pero con respecto a sus muertos, los cuervos parecen actuar de un modo curioso: se reúnen en torno a él y graznan de manera escandalosa. Este comportamiento se ha considerado siempre una especie de ritual funerario, ya que su verdadera razón era todo un misterio al haber sido avistado en ocasiones meramente anecdóticas.
Sin embargo, un grupo de investigadores parece haber desvelado al fin el misterio.
A la hora de llevar a cabo el estudio, los investigadores se aprovecharon de la conclusión a la que se llegó en una serie de estudios anteriores dirigidos por John Marzluff, de la Universidad de Washington (en Seatle, Estados Unidos): los cuervos no olvidan un rostro amenazador y enseñan a sus congéneres a graznar ruidosamente si se encuentran con esa cara en cuestión, lo cual significaba que una población entera de cuervos respondería ante esa cara varios años después. Para prevenir daños de un posible ataque por parte de los cuervos, las caras utilizadas para la investigación eran unas simples máscaras de látex con las que cubrieron sus rostros.
Utilizando un disfraz similar para esta ocasión, los investigadores introdujeron a una persona vestida con una máscara en un área donde los cuervos sabían que iban a recibir comida por parte de la experimentadora, Kaeli Swift (también de la Universidad de Washington).
Swift era una presencia grata para ellos, ya que les llevaba comida. Sin embargo, el individuo enmascarado actuaba como "el malo", y llegaba a la escena sosteniendo el cadáver de un cuervo disecado y permanecía en el lugar hasta media hora. No lo sujetaba de manera violenta, no recreaba una escena de muerte. Simplemente sostenía el cadáver como si lo fuera a tirar a la basura en cualquier momento, con las palmas extendidas como si lo que llevara fuera un plato de entremeses.
"Yo era la alimentadora amistosa, lo cual era agradable. Nunca hice ningún enemigo entre los cuervos." Señalaba Swift. "Ponía la comida, y entonces la segunda persona aparecía."
El primer día que apareció la persona enmascarada con el cuervo disecado, las aves evitaron la comida que había dejado Swift. En su lugar, se reunieron en un grupo grande, como suelen hacer para parecer amenazadores ante un depredador potencial, mientras graznaban y acosaban al intruso. Los autores del estudio reportan que el acoso, en este caso, podría haber servido para más de un propósito: retar a un depredador, mostrar dominancia o el simple aprendizaje de una persona o lugar peligrosos. De hecho, si se colocaba un halcón junto al cuervo muerto, las otras aves eran aún más propensas a evitar la comida al creer que el halcón era la verdadera amenaza.
Los resultados de este estudio muestran que los cuervos evitarán un área o objeto que les parezca peligroso. En otras palabras: saben lo que es la muerte y la temen.
Ejemplar de Corvus brachyrhynchos, especie utilizada en el estudio. |
"Esto nos muestra que los cuervos ven la muerte, al menos en parte, como un momento «pedagógicamente aprovechable», tomando prestada una frase propiamente humana. Es una señal de peligro, y el peligro es algo que debe ser evitado." Explicó Swift.
De hecho, este miedo a una situación potencialmente mortal permanece con los cuervos en el tiempo. Un tercio de de las 65 parejas de cuervos estudiadas continuaba respondiendo de esta manera incluso seis semanas después del primer encuentro, cuando el enmascarado volvía a entrar en el terreno incluso con las manos vacías.
Sin embargo, al contrario que otros córvidos (como la chara californiana), los cuervos sólo respondían de aquella manera tan negativa ante cadáveres de otros cuervos. Sólo lo hacían el 40% de las veces si la persona enmascarada sostenía el cadáver de otra especie de pájaro de tamaño similar, como podría ser una paloma. Y ni siquiera atacaban al enmascarado si este se presentaba con las manos vacías, sino que se limitaban a evitarle para después volver a la comida. Estos descubrimientos resaltan la importancia que tiene la memoria de estas aves a la hora de aprender y memorizar rostros. Es una habilidad que les permite identificar las personas que podrían ser amenazadores para ellos y las que no.
Este estudio, publicado en la revista Animal Behaviour, constituye un paso más en el conocimiento que tenemos sobre cómo responden los animales ante sus muertos. Los cuervos se han hecho un hueco en el grupo de los animales que sabemos que reconocen, e incluso quizás lloran, a sus muertos junto a elefantes, jirafas, chimpancés y varias de otras especies de córvidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario