El oído submarino de los cormoranes

Ejemplar de cormorán grande (Phalacrocorax carbo) secando sus alas. (Todos los derechos de la imagen pertenecen a Ken Billington)

Aproximadamente un 10% de las aves que existen en el mundo (más de 800 especies) encuentran su alimento bajo el agua. El estilo de vida, la fisiología y el comportamiento de las aves acuáticas varía enormemente y, dado que en reptiles y mamíferos adaptados de manera secundaria a la vida submarina existen adaptaciones para oír debajo del agua, es concebible que dichas adaptaciones se puedan encontrar también en las aves. Hasta el momento se ha pensado que todas estas aves se guían por el sentido de la vista a la hora de localizar a sus presas. Sin embargo, un estudio reciente ha sacado a la luz nuevos datos.

Entre las aves acuáticas, los cormoranes grandes (Phalacrocorax carbo) son uno de los cazadores submarinos más eficientes que existen y tienen varias especializaciones que les permiten vivir y buscar alimento bajo el agua con gran eficacia durante todo el año: músculos de las patas bien desarrollados para el buceo, un tamaño corporal grande para almacenar grandes cantidades de oxígeno, alas cortas y un plumaje semipermeable para disminuir el volumen de aire entre las plumas. 

A estas adaptaciones se suma ahora su capacidad auditiva bajo el agua. 

En un estudio realizado por la University of Southern Denmark con dos cormoranes grandes, se comprobó que los umbrales de audición de estas aves eran similares, y a veces incluso menores, a los de los delfines mulares (Tursiops truncatus), las marsopas comunes (Phocoena phocoena), o las focas verdaderas (Familia Phocidae) en el rango de bajas frecuencias de 1-4 kHz.

En estudios anteriores se sugería que los cormoranes usaban pistas visuales para buscar alimento, lo que les permitiría bucear en aguas más profundas mientras las condiciones de luz fueran idóneas. Pero esto les limitaría en aguas poco profundas con condiciones de luz reducidas. Sin embargo, se ha visto que son excelentes cazadores en aguas extremadamente turbias y en condiciones de luz muy pobres, como es el caso de las aguas costeras de Groenlandia, donde se sabe que algunos especímenes pasan el invierno y las horas de luz son extremadamente cortas. Si el cormorán fuera un depredador visual, necesitaría tener un sentido de la vista muy agudo. Sin embargo, ya se ha mostrado que las capacidades visuales de estos animales es más bien limitada, por lo que utilizar el sentido del oído bajo el agua les resultaría muy útil a la hora de buscar alimento.

Los cormoranes se alimentan de una amplia variedad de peces pequeños. Algunos de estos, como los arenques (género Clupea), producen sonidos de baja frecuencia que entran dentro del umbral de audición del cormorán. Y dado que estas aves sobreviven adecuadamente en Groenlandia durante los meses de invierno, se cree que son capaces de localizar a sus presas mediante pistas auditivas o. incluso son capaces de utilizar los sonidos ambientales para orientarse (como el sonido de las olas rompiendo en la línea de costa). 

Los resultados de este estudio arrojan importantes advertencias de especial interés hacia la conservación de las aves marinas. Muchas especies de aves acuáticas actualmente están amenazadas por las actividades humanas (sobrepesca, contaminación e introducción de especies invasoras, como ratas y gatos en islas). Ahora se suma el ruido ambiental de los océanos producido por las embarcaciones, los sónares militares de las operaciones navales y los trabajos de construcción, que pueden causar un estrés adicional a estas aves buceadoras.

Existe un gran interés sobre cómo afecta el ruido en los océanos a muchas especies de peces y mamíferos marinos, y, dado los resultados del estudio, es probable que esta preocupación deba extenderse ahora también hacia las aves acuáticas. 

Fuente:

Anderson, H. K., Maxwell, A., Siebert, U., Næsbye, L. O., Wahlberg, M. 2017. Great cormorants (Phalacrocorax carbo) can detect auditory cues while diving. The Science of Nature. 104: 45.