lunes, 20 de abril de 2015

El poder de la mirada de un perro


Ya sea por experiencia propia o por oídas, todos conocemos el hecho de que el vínculo entre una persona y su perro puede llegar a ser lo más grande que ha experimentado nunca. Y ahora un equipo de investigadores japoneses creen haber dado con la clave científica que explica esta magia.

La teoría que explica que los perros descienden de los lobos afirma que hace decenas de miles de años, los animales más valientes rebuscaban comida entre los desechos que dejaban los humanos en los márgenes de los asentamientos. Según fueron pasando las generaciones, los lobos fueron acercándose más y más a la gente de la que dependían y en la que terminaron confiando. Al final, los humanos vieron en los animales unos aliados naturales y pronto comenzaron a alimentarlos para convertirlos en perros cazadores y pastores. Sin embargo, en la actualidad la relación de un perro con su dueño trasciende lo meramente práctico: los animales se han convertido en compañeros, queridos por sus dueños tanto como quieren a sus propios familiares.

Razas utilizadas en el
estudio.
A la hora de investigar cómo se forma esta relación, el equipo de Kikusui llevó a cabo varios experimentos en los que se estudiaron varias razas diferentes, entre las que se encontraban varios golden retrievers, caniches, un Jack Russell Terrier, un pastor alemán, y varios Schnauzer en miniatura. El grupo además contaba con hembras y machos.

Empezaron observando a treinta dueños jugando con sus perros durante media hora, y los análisis de orina realizados antes y después de las sesiones revelaron que los niveles de oxitocina, la llamada también hormona del amor, aumentaban de manera explosiva en las personas que miraban más a sus perros a los ojos. Y los mismos animales experimentaban un efecto similar. Sin embargo, cuando los investigadores repetían el experimento con lobos domesticados, este efecto no se producía.

En un paso más allá en el experimento, los investigadores aplicaron una solución salina con una dosis de oxitocina en la nariz de los animales antes de observarlos en una sala con sus dueños. Los perros que habían recibido esta dosis miraban más a sus dueños, aunque el efecto sólo se mantenía en las hembras. De nuevo, los análisis en los propietarios mostraron que cuanto más miraban a sus perros a los ojos, mayores eran los niveles de oxitocina alcanzados.

Takefumi Kikusui.
Universidad Azabu, Japón.
"Esta puede que sea la razón por la que la relación humano-perro parece funcionar tan bien", afirma Takefumi Kikusui, uno de los investigadores involucrados en el estudio. Los resultados de este descubrimiento parecen apuntar a un círculo vicioso que dispara la liberación de oxitocina que refuerza los lazos entre las personas y sus perros.

En un artículo paralelo, Evan MacLean y Brian Hare, del Centro Cognitivo Canino Duke en Carolina del Norte dicen que los resultados revelan el poderoso mecanismo por el que los perros se ganan nuestros corazones, y nosotros ganamos los suyos en retorno. 

"Si se sostienen, las implicaciones de estos descubrimientos son muy trascendentales", añaden, pues además de apootar pruebas sobre cómo los perros se cruzaron en la historia de los humanos, nos muestran cómo nuestra relación con ellos puede ser buena para nosotros. "Los beneficios de la asistencia con perros para individuos con autismo o desórdenes de estrés post-traumático para los que se está utilizando actualmente oxitocina como tratamiento experimental podría suplirse parcialmente mediante vías sociales con estos animales".


Referencias:


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